La venganza de Contador

La venganza de Contador

Ya lo decíamos otro día. El Giro de Italia es una carrera especial. Una carrera de tres semanas es, por definición, un proceso de eliminación en el que hay que superar todas las adversidades hasta llegar a convertirte en el ganador. Unas dificultades basadas en la capacidad de los rivales, el recorrido y la salud. Además, entra en juego el factor suerte. El ciclismo es un deporte en el que una caída o una avería te puede eliminar directamente, bien por abandono o con una pérdida importante de tiempo.

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Las caídas y las averías están marcando el transcurso de este Giro de Italia en el que Alberto Contador es el dominador claro en la clasificación general. En los primeros días, el corredor pinteño sufrió una caída que acabó con su hombro maltrecho y Richie Porte perdió dos minutos por su cambio de rueda ilegal.

En la etapa reina que se disputó el pasado martes, con la subida al mítico Mortirolo( 12 kilómetros de subida con un porcentaje medio del 10,5%), a Contador le tocaba defender su maglia rosa de los previsibles ataques de sus rivales, los Astana de Fabio Aru y el español Mikel Landa). Lo previsible era que esos ataques se hicieran en el Mortirolo. Pero no. El azar hizo que una avería descolgara Contador 10 kilómetros antes de iniciarse la ascensión y el Astana aprovechara para atacar al lider en apuros. Un golpe de azar que enrabietó al madrileño. Al iniciar la ascensión, contador se retrasaba 50 segundos de Aru y Landa pero nos regaló una exhibición de fuerza en una subida para el recuerdo. Sin ayuda de compañeros fue adelantando a todos los ciclistas que encontraba hasta llegar a la altura de sus rivales. Y siguió apretando, consiguiendo descolgar a Fabio Aru en 1.50 s en la cima del Mortirolo recordando por momentos una hazaña similar de Marco Pantani. Desde ahí hasta la meta en Aprica, un calvario para el italiano con Contador y Landa juntos en cabeza con victoria para el vasco.

Pero Contador tiene, en muchas características, más de corredor clásico que de los robóticos ciclistas actuales más preocupados por lo científico que por las sensaciones. Contador no. Él suele guiarse mucho por estímulos. Acción y reacción. Como un clic cerebral que salta y que hay que seguir sin importar nada más. En la etapa de ayer solo se subía un puerto importante: el monte Ologno a 30 kilómetros de meta. El mismo en el que Indurain aseguró la victoria en 1992 de su primer Giro de Italia. 10 kilómetros al 9% de pendiente media, con un recorrido estrecho, carretera rugosa y con un descenso peligroso.

Antes de iniciarse la subida, Mikel Landa se vio envuelto en una caída y quedó cortado del pelotón. Inmediatamente, todavía en el llano, el equipo de Contador se puso a tirar a bloque en venganza de lo ocurido el martes y para sacar más ventaja al que se ha convertido en su principal rival ante el desfallecimiento de Aru. Y no se contentó con eso. En cuánto se inició el ascenso, Contador se marchó en solitario hacia la cima con una fuerza llena de rabia por lo sucedido. No se jugaba la etapa porque había un grupo de escapados con varios minutos de ventaja. Pero sí el orgullo y meter más tiempo a sus rivales dando un golpe de autoridad. Y lo consiguió. 1 minuto y 7 segundos más que añadir a su botín a la espera de las dos etapas de montaña que quedan. Viernes y sábado para un final de traca.

No estuvo mal a pesar de todo la etapa para Mikel Landa. Contador se fue por delante pero si pudo llegar hasta el resto de favoritos minimizando su pérdida de tiempo. Una lección que le vendrá bien de cara al futuro y afrontar situaciones imprevistas.

https://youtu.be/pAPiCA9CO1A

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