La gira americana de Nadal

Después de su temprana eliminación en el primer torneo de Grand Slam, Open de Australia, en cuartos de final ante Berdych, Rafa Nadal arranca la temporada de tierra batida en el torneo de Rio de Janeiro, Brasil, donde defiende el título alcanzado el año pasado.

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La gira americana de Rafa Nadal se completa con un programa exigente en varias superficies. Brasil y el torneo de Buenos Aires, vuelve por primera vez desde 2005, sobre tierra batida más los importantes torneos de Indian Wells y Miami en pista dura. Un reto muy exigente por las dificultades físicas de Nadal en las pistas rápidas teniendo en cuenta que el actual número 3 del mundo se encuentra perseguido de cerca por Andy Murray y por el japonés Nishikori. El tenista mallorquím ha manifestado en más de una ocasión que la clasificación en sí no le importa mucho. Le importa mucho más ser competitivo y ganar torneos importantes. Pero una cosa lleva a la otra. Cuánto más competitivo seas, más alto estarás en la clasificación mundial de la ATP.

Después de más de 6 meses sin apenas competición, la falta de su alto ritmo de juego es evidente. Nadal necesita más partidos para coger confianza en su juego. Los torneos de tierra batida que va a disputar ahora deben servirle para coger más ritmo competitivo, recuperar las buenas sensaciones de juego en su superficie favorita y llegar lo más preparado posible al primer gran objetivo de la temporada: seguir agrandando su leyenda en Roland Garros. Antes de eso, tiene que defender muchos puntos en su clasificación. Principalmente, el título de Brasil y la final alcanzada en Miami donde perdió ante Djokovic. De vuelta a Europa, Nadal competirá en Montecarlo, Barcelona, Madrid y Roma antes de defender el título en París. Debería ser suficiente para comprobar si Nadal es capaz de mantener su nivel de excelencia en tierra batida.

Cómo preparación a la gira americana, Nadal ha estado entrenando en Manacor para poner su cuerpo y su juego a punto para el cambio de superficie, algo que su cuerpo nota especialmente. Desde e linicio de temporada solo ha disputado torneos sobre pista rápida y ahora toca adaptarse a la tierra batida. No descubrimos nada diciendo que es la superficie qué mejor se adapta a sus características. La tierra batida es la mejor para buenos estrategas y para jugadores con la suficiente capacidad de aguantar las embestidas del rival. No es necesario tener un saque potente, aunque ayuda, ni ser un gran voleador en la red. Un buen revés, buenas piernas y fortaleza mental son señas de identidad de los grandes jugadores en tierra. Todo eso lo tiene Nadal en grandes dosis. En superficies rápidas, el saque es fundamental ya que se trata de una superficie donde predomina el juego agresivo y de ataque. En la tierra, Nadal es capaz de aguantar un peloteo largo y cambiar el rumbo del punto con una bola alta y profunda, o liftada, con la que descoloca a sus rivales o cambiando el ritmo con su revés. No es fácil hacerlo en otras superficies.

El dilema con el que se encuentra ahora Nadal es, a la vez, físico y mental. Su físico lastrado por múltiples dolencias y lesiones de todo tipo puede provocarle dudas mentales a la hora de encarar los partidos y los distintos torneos. Es algo lógico. Si no sabes si tu cuerpo va a responder a las exigencias de la máxima competición se puede traducir en dudas a la hora de jugar. El precedente de este último Open de Australia y su derrota ante Berdych por 6-2, 6-0 y 7-6 no ayuda especialmente para su recuperación mental. En su primer partido ante uno de los 10 mejores jugadores del mundo desde Roland Garros 2014 sufrió una derrota dolorosa. Acabó el torneo cómo el tercer jugador con más dobles faltas y con la sensación de que no era capaz de dominar los partidos importantes. En tierra batida y en América comprobaremos si ha vuelto el Nadal que todos conocemos.

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