Wawrinka niega Roland Garros a Djokovic

Stanislas Wawrinka no es un tenista que haya ganado muchos títulos a lo largo de su carrera. Al contrario. Siempre se le estaba esperando pero nunca acababa de aparecer del todo. Hasta el año 2014. Pero en el ocaso de la carrera de su compatriota y leyenda Roger Federer ha conseguido dos títulos de Grand Slam muy importantes. En 2014 conquistó el Open de Australia ante Rafael Nadal y en 2015 Roland Garros ante el serbio Novak Djokovic, impidiéndole ganar el único torneo de Grand Slam que le falta en su palmarés al actual número 1. Fue este pasado domingo. Sin Nadal por segunda vez en 11 años. Djokovic pierde su tercera final en el torneo parasino. 2012 y 2014 ante Nadal y ahora en domingo ante Wawrinka.

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El serbio partía como principal favorito al título. En su haber, un 2015 imparable, 5 torneos ganados, solo dos derrotas e imbatido en arcilla(16-0), le situaban por encima de todos. Por encima de de Nadal y sus 9 victorias en Roland Garros también. Y lo confirmó con su contundente trayectoria en el torneo y con su apabullante victoria ante Nadal en cuartos de final en solo 3 sets. Luego venció a Andy Murray en semifinales ya en 5 sets en un partido que empezó el viernes y terminó el sabado aplazado por falta de luz. Menos descanso para afrontar la final ante Wawrinka.

Casi todo el mundo daba por hecho la victoria de Djokovic. Pero Wawrinka está acostumbrado a vivir a la sombra de Federer desde hace mucho tiempo y pasar desapercibido. Apariencia imperial y pose segura en Djokovic y tranquilidad de Wawrinka. La calma que precede a la tormenta. En la final de Roland Garros ocurrió lo mismo. El gran favorito ante un invitado inesperado. Con un inicio igualado, Djokovic ganó el primer set y el serbio se encaminaba al cumplimiento de las previsiones que marcaban que ganaría el título y conquistar el torneo por primera vez.

Pero ocurrió lo inesperado. Wawrinka emergió con un juego sólido, dispuesto a romper la bola con su drive en largos intercambios, buscando ángulos y abriendo la pista con un revés cruzado y elegante, pura poesía en movimiento, y determinante. Y con una enorme fortaleza mental que le permitió remontar un set en contra con el número uno. Uno de sus puntos débiles en el pasado. Porque a Wawrinka se le ha esperado hace muchos años debido a su calidad. Jugando a su máximo nivel puede ganar a cualquiera de los grandes. Pero se señalaba a su cabeza y su incapacidad para manejar situaciones complicadas en los partidos como el principal handicap para luchar por los torneos grandes.

A sus 30 años, Wawrinka abandona de nuevo el segundo plano para obtener un título de Grand Slam. Durante este Roland Garros se deshizo en cuartos de final de Federer con una exhibición de tenis y en semifinales sobrevivió al apoyo de la pista al francés Tsonga para plantarse en la final ante Djokovic al que jecutó con su bello revés y doblando en número de golpes ganadores al serbio, 60 por 30. Jugó valiente y decidido. Sin nada que perder y no reuhía los intercambios con el serbio alargando cada vez más sus golpes hasta provocar la desesperación de Djokovic que estrelló su raqueta contra la arcilla en dos ocasiones. Un síntoma de desesperación al ver que se escapaba la posibilidad de ganar. No era Wawrinka el favorito y eso le ayudó. Además, haber ganado el Open de Australia en 2014 le da más tranquilidad para afrontar los partidos importantes. Nadie resiste la comparación con un mito como Federer y menos perteneciendo al mismo país. Pero los dos están unidos por la medalla de oro en los Juegos Olímpicos compitiendo en dobles y por la Copa Davis ganada en 2014 donde la aportación de Wawrinka fue decisiva. Un relevo en toda regla aunque algo tardío.

No tuvo miedo el suizo y no perdió el pulso. A pesar de haber perdido 17 de sus 20 enfrentamientos anteriores ante Djokovic, no salió perdido de antemano. Salvó situaciones comprometidas, como un 4-3 y 0-40 en el cuarto set, evitando jugar un quinto set y apartando a Djokovic del sueño de ganar Roland Garros.

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