La selección española de baloncesto terminó decepcionando más de la cuenta en el Mundial que se desarrolla en Turquía. En la previa a que comience a disputarse el certamen, el equipo nacional llegaba como el último campeón, y por eso, sobre los jugadores recaía una responsabilidad mayor a la que tenían en otros tiempos. La posición que se logró alcanzar fue sexta, que antes significaba un gran mérito, pero hoy es un completo fracaso.
En muy pocos momentos España lució un nivel de juego que esté acorde a lo que el público esperaba. En el partido en el cual hubo una victoria contra Grecia por 80 – 72 hubo reflejos de buen trabajo asociado. Allí la ilusión de los ciudadanos se reavivó ya que se pensó en una gran avance hacía la obtención del título. Sin embargo, todo se fue dilucidando con el correr de los días, ya que esos movimientos positivos no se volvieron a observar.
A lo largo de todo el campeonato se consiguieron cinco victorias y cuatro caídas. En cuanto a los triunfos hay que remarcar que tres de ellos fueron ante rivales que son de una jerarquía muy interior ya que se trata de Nueva Zelanda, Canadá y Líbano. Esto significa que se dio lo que se esperaba, ya que nadie permitiría ver un mal resultado ante estos equipos. El quinto tanteador favorable fue frente a Eslovenia, cuando se ganó 97 – 80, en el primero de los duelos que se realizaron por el quinto puesto del Mundial.
Las derrotas fueron frente a selecciones de buen nivel como Francia, por 72 – 66, Lituania, por 76 – 73, Serbia, por 92 – 89, y Argentina, por 86 – 81. El peor de estos partidos fue frente a Lituania ya que en aquel cotejo se llevaba una ventaja muy amplia de más de 18 puntos.
